Editorial

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viernes, 13 de junio de 2014

El educando no quiere golosinas, ¡quiere aprendizaje!.

A veces algunos vicios y prejuicios pueden interferir en la labor educativa, cuando el docente no ha tenido la suficiente madurez para imponer su responsabilidad profesional sobre esos vicios y prejuicios. Acá voy a comentar uno de esos vicios que interfieren en la efectividad de la actividad que lleva a cabo el docente, no sólo en aula, sino también cuando elabora materiales de apoyo para consultar en sus clases.

Quiero comenzar mi planteamiento haciendo mención a un programa radial que escuché con motivo de los actos conmemorativos de la batalla de Carabobo, en el cual se hizo una muy "peculiar" descripción de tan magno e importante hecho épico de la historia de Venezuela. Cuando  me refiero a una muy "peculiar" descripción, hago referencia al lenguaje empleado. Sin muchos rodeos, fue un programa que sin restarle seriedad a tan trascendental batalla, fue esbozado y desarrollado disquisitoriamente bajo un predominio del coloquialismo de la ciudad de Maracaibo, incluso con abuso de jocosidades y carcajadas, lo cual suena como que se pasó de sinopsis histórica a humoradas, ..... pero, no fue así. Es que ya es muy común, especialmente en programas radiales, el uso de un lenguaje que peca de exagerada simplicidad y abrumador coloquialismo, incluso he escuchado programas donde ya el apoyo argumentativo con expresiones que conocemos como palabras groseras, ya es parte del discurso radial, y ¿saben por qué ocurre?, sencillamente, porque le gusta al público mayoritario y lo demuestran con una sintonía que respalda esos programas con continuas intervenciones telefónicas, o, por la red twitter donde expresan sus opiniones sobre el tema tratado con un similar empleo de lenguaje simple y coloquial, y, en muchos casos, escribiendo con una pésima ortografía o ceñidos a la nueva moda de recortar las palabras .

 Le he comentado varios veces a mis hijos que me cuesta acostumbrarme a ese tipo de método para hacer programas radiales,por dos motivos, primero porque en mi juventud la estrategia radial era la contraria, es decir se hacía un esmero en el uso del lenguaje y en el protocolo para su difusión, y segundo plano, porque pienso que en lugar de transmitir la necesidad del empleo de un lenguaje culto, se promociona el lenguaje coloquial y en muchos casos vulgar. Quiero decir que se trata entonces de una sub-cultura que está marcando la cultura de un país, y, que ha llegado incluso a manifestarse también en el ámbito educativo para expresar inconformidades con los profesores pero con palabras vulgares y expresiones grotescas y que son totalmente inaceptables. Pero, ¿cómo se relaciona con el tema?.




Si la gente se ha acostumbrado al coloquialismo del lenguaje, y además ha habido una criticable apatía por exigir en el educando el desarrollo de léxico a través de un enriquecimiento del vocabulario, ¿cómo podrán entender entonces los materiales de consulta de profesores que apoyan sus clases en golosinas?. Pero, ¿golosinas en un aula de clases?. Ahora voy con mi segundo ejemplo empírico.

Cierta vez tuve que asistir a una chica que conozco y que cursa estudios universitarios en unas confusiones que tenía acerca de la dialéctica, y, me abordó diciendo que ella no pensaba que la dialéctica fuera tan difícil de entender, y que por tanto está reservada solo para los "cerebritos", lo cual me causó algo de hilaridad, pero, al leer el material de apoyo lo entendí, ¿saben por qué tenía ella razón?, no porque la dialéctica fuera lo que me dijo, sino por la dificultad para "novatos" que suponía ese material..... Al igual que Mafalda, respecto a la dialéctica dijo;   ¿y estum?.

 Continuando con mi ejemplo, les comento que el material que leí, era la tesis del docente, y, estaba cargada de "golosinas" rimbombantes e impresionistas, que su profesora no pensó que su material se haría de lectura pesada y para algunos les resultaba inintelegible (como mi amiga). No dudo que por tratarse de su tesis de grado guarde la íntima vanidad de impresionar a su jurado, pero, olvida que si va a escribir un texto de consulta de clases, debe exponerlo de manera que sea accesible a todos. Por otra parte, ¿por qué hablo de golosinas intelectuales?. ¿No sería más importante para garantizar el aprendizaje del estudiante, que el docente hiciera previamente una profunda evaluación del material de clases y de los recursos y discurso a emplear?.

Cuando yo veo a alguien que quiere presumir intelectualidad en sus escritos con un lenguaje "vanidosamente rebuscado" que obliga a dos o hasta tres lecturas para entender el texto, entonces digo que ese autor se ENGOLOSINÓ con lo que sabe. Ve a su conocimiento como GOLOSINAS DE VANIDAD y no como semillas de conocimiento, y, que es la razón por la que en la introducción hablo de inmadurez de docentes que sucumben ante el vicio o quizás prejuicio de querer presumir intelectualidad y se hacen inintelegibles en sus escritos y en sus clases.  Aclaro: no porque escribas empleando un lenguaje esotérico o altisonante tendrá mayor reconocimiento tu publicación, porque si vas a escribir para tu vanidad, "sólo tú te leerás y te entenderás". Pueden observar que escribo muchos blogs, y para alcanzar el respeto a mis ideas y planteamientos, no los INUTILIZO empleando golosinas,  porque quiero decir que si me dejo arrastrar por la vanidad elocuencialista les seguro que a excepción de mi persona, sólo algunos entenderían mis publicaciones, y les aseguro que  se aburrirían. En concreto: como docente, hay que expresarse en aula con un lenguaje claro, y las publicaciones propias de apoyo de clase, deben ir despejadas de GOLOSINAS que impidan su entendimiento.

El estudiantado no está "para comer golosinas de profesores vanidosos" que les hacen más difícil el obtener conocimientos. Lo que quiere un estudiante es contar con textos, guías, diapositivas, o cualquier otro material de apoyo que sea, que se haga de fácil comprensión, y más importante aún, que deje aportes por la calidad de ideas que se puedan leer y que lleven al lector a su crecimiento personal y profesional. Un estudiante no agradece golosinas de sus docentes, lo que agradece es el conocimiento que pueda recibir. Personalmente: no estoy de acuerdo con el coloquialismo a nivel de enseñanza superior, incluso a nivel de la redacción de textos de blogs, pero, si estoy de acuerdo que el texto debe ser expuesto con un mensaje suficientemente claro, sencillo y básicamente entendible para la mayoría.

Y, para finalizar un tercer ejemplo. Un profesor que impartía clases en un Instituto de capacitación técnica me comentó que descubrió que la principal dificultad de aprendizaje de sus educandos estaba en su muy deficitario léxico (que me motivó a una publicación anterior donde lo explico a detalle). Me comentó que cierta vez le preguntó a un estudiante si entendía su clase, y que le dijera lo que no entendía. Su sorpresa fue cuando el estudiante le preguntó el significado de "fundamentalmente" que era la palabra de entrada y de resumen de sus ideas. De manera que si tuvo dificultad con la palabra de inicio de su exposición de clases, pues menos entendió las ideas posteriores. Este tercer ejemplo creo que remarca la necesidad de ser selectivos no sólo en la calidad del material de clases sino en el lenguaje a usar para que los alumnos entiendan el contenido impartido. No se tú, pero creo que la mayoría tenemos historias de profesores a los que nunca se le han entendido sus clases, ¿estudiantes brutos, pero todos?, o será ¿profesor incompetente para preparar clases, incluso, embriagado con sus golosinas?.

Me gustan mucho los recursos nemotécticos. La idea de emplear la expresión GOLOSINAS es con la deliberada intención de alertar a los docentes la necesidad de exponer sus clases y publicar sus libros con un lenguaje accesible a la mayoria. Golosinas intelectuales son "el montón" de palabras y frases rebuscadas que más que transmitir conocimientos útiles, lo que transmiten es un vacío discurso académico que sólo lo entiende su propio autor, y quizás, alguna minoría con credenciales académicas e intelectuales que no tiene todo el mundo. De manera que tenemos que definir si vamos a escribir para que todo el mundo nos entienda, o sólo para un selecto público lector, que por ser selecto no quiere decir que no valore la cualidad de conocimiento útil en un texto esbozado con lenguaje claro y sencillo. Hay profesores que se les recuerda por lo que nos enseñó, hay otros que se les recuerda, pero porque nunca se hicieron entender en sus clases, era como si hablaran para sí mismos y no para los estudiantes.
 

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